Congreso 1 Arequipa Resumen

Conclusiones Oducal-1
Arequipa 27-28 de setiembre de 2018

 

Introducción

Las Universidades Católicas del Perú ODUCAL-PERÚ, son un conjunto de universidades inspiradas a la luz de la fe de la Iglesia Católica. Ellas han tenido la iniciativa de realizar un Congreso Nacional anual, abordando temas relacionados con los graves problemas que aquejan a nuestra sociedad.

 

En este sentido, el primer Congreso Nacional de ODUCAL-PERÚ abordó temas inspirados por la encíclica del Papa Francisco Laudato si’. Se llevó a cabo en la ciudad de Arequipa (Perú), teniendo como sede a la Universidad Católica San Pablo. Se llamó: “La universidad y su compromiso con la ecología integral”, y se realizó los días 27 y 28 de setiembre del año 2018.

 

Este Primer Congreso de ODUCAL PERÚ, buscó fortalecer los vínculos institucionales entre las universidades católicas del país y aportó en el compromiso de todas ellas de trabajar por la construcción de una sociedad más justa, solidaria y reconciliada. Éste contó con la participación de personajes comprometidos con la elaboración de políticas favorables a la conservación del medio ambiente, asimismo, comprometió la presencia de distinguidos panelistas que enriquecieron el diálogo.

 

La iniciativa de este Congreso también tuvo su origen en la visita pastoral que el Papa Francisco realizó a Perú (18 al 21 de enero de 2018). Los rectores y otras autoridades académicas de las universidades católicas de ODUCAL PERÚ, se reunieron en la ciudad de Trujillo para participar en la misa papal del 20 de enero. Posteriormente, en una reunión, ese mismo día, los rectores de Oducal Perú acordaron, como gesto de agradecimiento por la visita papal, organizar este Primer Congreso de Universidades Católicas del Perú, sobre el tema de la encíclica Laudato si’.

 

Universidades organizadoras

 

·      Universidad Católica Benedicto XVI de Trujillo

·      Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo de Chiclayo

·      Pontificia Universidad Católica del Perú

·      Universidad Femenina del Sagrado Corazón

·      Universidad Antonio Ruiz de Montoya

·      Universidad Católica Sedes Sapientiae

·      Universidad Católica Los Ángeles de Chimbote

·      Universidad Católica de Santa María

·      Universidad Católica San Pablo

 

La inauguración del Congreso fue presidida por las siguientes autoridades eclesiales, académicas y estatales:

 

·      En representación de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Robert Prevost, Segundo Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana;

 

·      Dr. Germán Chávez, rector de la Universidad Católica San Pablo y vicepresidente de ODUCAL Perú;

 

·      Dr. Martín Benavides, Superintendente de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria - SUNEDU;

 

·      Mons. Javier del Río Alba, Arzobispo de Arequipa, representado por el Vicario R.P. Alberto Ríos.

 

Este Congreso estuvo compuesto por cuatro Conferencias Magistrales y diez paneles, que buscaron abarcar los cuatro pilares del quehacer universitario: la investigación, la formación y el servicio y proyección social.

 

Las conferencias magistrales fueron las siguientes:

 

·      La Universidad y el cuidado de la casa común.

o   Augusto Castro, Director del Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables (INTE),
Pontificia Universidad Católica del Perú.

 

·      La investigación universitaria y su compromiso con una ecología integral.

o   Hernán Muszalski,
Universidad Católica San Pablo.

 

·      La Ecología Integral en la encíclica Laudato si': Ambiente, Persona y Familia.

o   Birgit Weiler, Directora de Investigación,
Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

 

·      Cuidar la “casa común”, entre Universidad, sociedad y Estado.

o   Pablo Molinero Durand, Coordinador de Responsabilidad Social Universitaria,
Universidad Santo Toribio de Mogrovejo.

 

Los paneles fueron los siguientes:

 

·      Los planes de estudios universitarios y la responsabilidad socioambiental.

o   Antonio Edwin Benavente Morales,
Universidad Católica de Santa María.

 

·      Redes peruanas interuniversitarias en responsabilidad socioambiental.

o   Rossana Miranda North,
Universidad Femenina del Sagrado Corazón.

 

·      La técnica y el medio ambiente.

o   Norma Quinteros Camacho, Facultad de Ingeniería Agraria,
Universidad Católica Sedes Sapientiae.

·      Economía y política para el bien común ambiental.

o   Jeshira Castro Begazo,
Universidad Católica de Santa María.

 

·      Diagnósticos y desafíos en el caso medioambiental peruano.

o   Nora Cárdenas Farfán, Jefa de “Diversidad, Ciudadanía y Ambiente” de la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS),
Pontificia Universidad Católica del Perú.

 

·      Familia y desarrollo sustentable.

o   Rodolfo Castro Salinas, Director del Instituto para el Matrimonio y la Familia,
Universidad Católica San Pablo.

 

·      Agenda ambiental en la visita del Papa al Perú.

o   Jorge Elgegren Apuela, Director de la Escuela de Economía y Gestión Ambiental,
Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

 

·      La proyección social con comunidades indígenas.

o   María Albújar De la Cruz, Oficina de Relaciones Comunitarias,
Universidad Católica Sedes Sapientiae.

 

·      Despertar una conciencia ecológica sobre la Amazonía.

o   Hermana Adelia Dannus,
Universidad Católica Benedicto XVI de Trujillo.

 

·      La proyección social con poblaciones vulnerables.

o   Pbro. Segundo Díaz Flores, Director de la Escuela de Educación y Coordinador del Servicio Social Universitario,
Universidad Católica Los Ángeles de Chimbote.

 

 

Objetivos propuestos

 

El Primer Congreso Nacional de Oducal Perú se planteó los siguientes objetivos:

 

·      Generar un espacio de encuentro y diálogo entre universidades peruanas católicas, acerca de su responsabilidad socio ambiental, y al mismo tiempo abrir la reflexión y el diálogo al resto de universidades peruanas, instituciones de la sociedad, al sector público y privado.

 

·      Abordar desde una óptica católica la problemática ambiental y los efectos de la misma en la sociedad, así como la responsabilidad que al respecto tienen las universidades católicas peruanas.

 

·      Fortalecer los vínculos entre las universidades católicas peruanas a propósito de sus capacidades y experiencias en el tema de compromiso con el medio ambiente, la persona, la familia y la sociedad.

 

·      Despertar en el espacio universitario la conciencia de la responsabilidad compartida en el cuidado de la Casa Común y en la construcción de relaciones más humanas y éticas.

 

·      Influir positivamente en la sociedad peruana a través de la concientización de la importancia de la relación entre Universidad y preocupación socio ambiental.

 

 

CONCLUSIONES 

1.             Sobre la preocupación y responsabilidad de las universidades católicas respecto del cuidado de la “casa común”.

·      Las universidades católicas peruanas que conformamos la red de ODUCAL PERÚ manifestamos nuestra gratitud al Papa Francisco por haber visitado el Perú en enero del año 2018. Tenemos muy presente su llamado a la unidad y la reconciliación en el Señor Jesús, a fortalecer la fe, a luchar contra la pobreza, la exclusión, la cultura del descarte y a proteger la Amazonía y el medio ambiente.

·      En sintonía con este mensaje, las universidades suscritas expresan su preocupación y reflexionan sobre el papel de la universidad en el cuidado del medio ambiente en relación con la persona humana. Hacen esto en su doble dinámica de servicio a la Iglesia y servicio a la sociedad, ya que según Ex corde ecclesiae, por un lado “Mediante la enseñanza y la investigación la Universidad Católica da una indispensable contribución a la Iglesia”[1]. Y, por otro lado, “La Universidad Católica, como cualquier otra universidad, está inmersa en la sociedad humana [de modo que] sus actividades de investigación incluirán, por tanto, el estudio de los graves problemas contemporáneos, [como por ejemplo] la protección de la naturaleza”[2].

·      El cuidado de la “casa común”, como la llama el Papa Francisco, exige que las universidades católicas del país, reflexionemos sobre el rol que nos toca desde la formación en pre y post grado, la investigación, y el servicio y proyección a la sociedad. Es una necesidad el hecho de que despertemos en el ámbito universitario y en la sociedad y el Estado, la conciencia de la responsabilidad compartida en el cuidado de la creación de Dios y el auténtico desarrollo integral de la persona y la sociedad.

·      El Perú es un país bendecido por su diversidad biológica y diversidad de recursos naturales, pero no ha sido ajeno al deterioro ambiental producto del cambio climático mundial y del crecimiento económico de los últimos años con una economía basada en la extracción de recursos minerales y actividad agrícola para exportación como fuentes generadoras de divisas. El informe de cifras ambientales del 2017 del Servicio Nacional de Información Ambiental indica que el Perú es el tercer país más vulnerable del mundo a los efectos del cambio climático. 46% del territorio se encuentra en condiciones de muy alta vulnerabilidad. El 36% de la población nacional ocupa este territorio. Esto debido a la concentración del 60% de la población en zonas costeras muy dependientes de la agricultura de secano y dependiente de la lluvia, así como de glaciares muy sensibles a los cambios de temperatura que están disminuyendo su extensión. Otro factor que incrementa la vulnerabilidad del Perú frente al cambio climático, es la alta dependencia (70%) de las fuentes hídricas para la generación de electricidad. A esto añadimos que el 45.2% de población en situación de pobreza limita los recursos del Estado para la atención de medidas de mitigación y adaptación frente al cambio climático.

·      En este mismo sentido, constatamos que el proceso de calentamiento global está generando nuevos desafíos en el Perú y en la Amazonía como: la deforestación de nuevas tierras (según el Ministerio del Ambiente (MINAM) anualmente en el Perú se desforestan 108 mil hectáreas), la desertificación, la extinción de animales (principalmente la biodiversidad de selva), la propagación de enfermedades tropicales, la escasez de recursos, principalmente el agua. Según la Autoridad Nacional del Agua, en el Perú se ha perdido el 41% de la masa glacial de los nevados tropicales entre 1970 y 2010, esto nos expone, además, a una posible crisis hidroeléctrica. Frente a estos desastres, son los pobres quienes sufrirán las mayores consecuencias.

 

2.             Sobre la responsabilidad universitaria en investigación, formación y servicio y proyección a la sociedad.

·      En Laudato si’, el Papa Francisco nos recuerda que la degradación de la naturaleza, está estrechamente vinculada a la cultura que modela la convivencia humana. Pero nosotros sabemos que recibimos cultura, creamos cultura y dejamos cultura. En este sentido, es urgente que nos esforcemos por lograr el cambio cultural positivo y que como universidades católicas trabajemos por formar a los futuros líderes agentes de este cambio para evangelizar la cultura, haciéndola más humana y sostenible.

·      Esta aproximación de la Universidad Católica al cuidado de la “casa común”, implica lograr que la investigación responda a los graves problemas de la sociedad; que la educación apunte a la formación de los futuros líderes agentes del cambio cultural, en el único propósito de construir una sociedad más justa, solidaria y reconciliada. Implica también hacer que la proyección social de la Universidad tenga un fuerte acento en la perspectiva de servicio, tratando de llegar a las personas y comunidades menos favorecidas, mostrando una real opción preferencial por los pobres.

·      En lo que respecta a la formación académica de los estudiantes, las universidades tenemos un gran desafío que pasa por los planes de estudios, los programas académicos, los perfiles de egreso, las políticas universitarias, etc. Debemos formular un marco académico de formación y cultivo del conocimiento que considere la urgencia de formar integralmente a las personas. A esto le corresponde —sin excluir otras características necesarias— formar personas que, tomando nota de las causas y los efectos del cambio climático, tengan la capacidad de enfrentarlo. Contribuir con la elaboración de los instrumentos técnicos y políticos para mitigar los efectos negativos del cambio climático, y proponer alternativas para adaptarnos y superar su impacto. Fortalecer la comunidad científica especializada en temas ambientales. Ofrecer información e indicadores básicos sobre las condiciones vinculadas al desarrollo y al medio ambiente en el país. En ese sentido, contribuir con la política de adaptación y planes para enfrentar el cambio climático. Además, generar alternativas de innovación y transferencia tecnológica. Apuntalar el desarrollo y manejo sostenible. Dar seguimiento y monitoreo a la práctica medio ambiental tanto del Estado como de la sociedad.

·      Formar en los estudiantes y profesores la responsabilidad ética en general y en particular en materia medio ambiental. Esta ética debe contribuir con un modelo de desarrollo económico y social basado en la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad y la subsidiariedad. Esto puede implicar buscar una nueva matriz energética que no se base únicamente en energía fósil, hacer que la democracia se fundamente en auténticos valores humanos, buscar un auténtico desarrollo humano integral, integrar el modelo económico con un adecuado manejo del medio ambiente. Supone —también— un uso inteligente y racional de los recursos para no agotarlos y poderlos proyectar a las nuevas generaciones, y construir políticas preventivas y creativas para hacer frente a los desafíos que en estos temas están apareciendo. Cubrir nuestra vulnerabilidad aplacando la pobreza en nuestros pueblos.

·      Es necesario articular el tema humano (las humanidades) en el desarrollo de las asignaturas y programas académicos de manera tal que los estudiantes comprendan la importancia de la centralidad en la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, y por ende que toda decisión profesional y técnica deberá estar basada en condicionamientos éticos antes que en otros intereses como el poder o el lucro.

·      Esta preocupación ambiental también debe reflejarse en la gestión institucional de las universidades orientada hacia un “campus sostenible”. En este sentido ya existen avances importantes que pueden imitarse y desarrollarse más, como constituir una política ambiental universitaria, certificar ambientalmente en la norma ISO 14001[3], ser eficientes con el uso de los recursos, la medición de la huella de carbono, la movilidad sostenible, implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales, el programa de manejo de residuos sólidos, oficinas y facultades verdes, implementación de composteras, una política de gestión de riesgos de desastres con investigación, protocolos claros, trabajar en vínculo con el Estado.

 

3.             Sobre la necesidad de hacer frente al “paradigma tecnocrático”

·      Constatamos que los avances tecnológicos —tan ligados al quehacer universitario— son expresión de la inteligencia y creatividad con la que Dios ha bendecido al hombre, y además corresponden al llamado que Dios nos hace de administrar la tierra. Estos avances han permitido el acceso a un mayor bienestar y estándar de vida acorde a la dignidad de personas humanas, pero los objetivos, consecuencias y métodos de este cambio veloz no se han orientado siempre al bien común y al desarrollo sostenible e integral.

·      La expectativa llevada al límite en el hombre técnico-científico, que confía ciegamente en sus propias capacidades de desarrollo, y que hunde sus raíces en una visión del progreso humano de tipo ilustrado, se nos aparece como un camino que conduce al desastre. Por ejemplo, siendo que el progreso tecnológico, en alguna medida, nos ha conducido hasta este punto desesperado, no parece ser posible resolver el tema a partir de una renovada confianza en la sola tecnología.

·      Ciertamente, la clave del problema, tal como lo plantea el Papa, está más bien en la relación entre el hombre y la naturaleza. A su vez, la comprensión de tal relación está íntimamente conectada con la concepción que el hombre tiene de sí mismo, de sus acciones y de sus productos, uno de los cuales es la tecnología.

·      Es preciso señalar algo que, a todas luces, resulta clave para entender esta problemática, y es el hecho de que, en nuestros días, los hombres tenemos una tendencia a considerar a la técnica como un fin en sí mismo, que solo se persigue por su propio valor. Ahora bien, es sabido que los medios, cuando se transforman en algo autónomo, desligados de los fines a los cuales se hayan dirigidos, se vuelven mortales. En este sentido, pensamos que existe en nuestra época un apego desmedido por la técnica, algo así como una afición casi patológica a conceder una autonomía absoluta a todos los medios tecnológicos. Francisco se refiere a esta actitud como un “paradigma tecnocrático que tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la política”[4].

·      El hombre se inclina a menudo a considerar el problema ecológico como un tema exclusivamente técnico o, incluso, de índole política. Como ha expresado Christopher Derrick, plantear el asunto del deterioro ecológico en términos de “qué podemos hacer”, es ya adoptar una perspectiva activista, como si la situación debiera ser afrontada a partir de la acción exterior del hombre: el problema, desde este punto de vista, encuentra su solución únicamente en el campo de la acción política o técnica. Así, surge la idea de que colectivamente podremos “dominar” la situación[5]. La Iglesia Católica, en cambio, se sitúa en una perspectiva diversa: el activismo actual no es la solución sino, al contrario, la causa del problema.

·      Resulta un hecho, en efecto, que en nuestros días muy pocas personas reconocen las causas filosóficas, teológicas y espirituales que están detrás del problema del medio ambiente y de la adoración de la técnica. El Papa Francisco, con todo, insiste en la necesidad de identificar y atacar estas causas profundas, pues de otro modo el hombre no hallará el camino para salir de esta desesperante situación.

·      Como afirmaba Benedicto XVI “la técnica nunca es sólo técnica. Manifiesta quién es el hombre y cuáles son sus aspiraciones de desarrollo […]. La técnica, por lo tanto, se inserta en el mandato de cultivar y custodiar la tierra (cf. Gn 2,15), que Dios ha confiado al hombre, y se orienta a reforzar esa alianza entre ser humano y medio ambiente que debe reflejar el amor creador de Dios. […] En efecto, el verdadero desarrollo no consiste principalmente en hacer. La clave del desarrollo está en una inteligencia capaz de entender la técnica y de captar el significado plenamente humano del quehacer del hombre, según el horizonte de sentido de la persona considerada en la globalidad de su ser”[6].

 

4.             Sobre la contribución de la universidad a una visión crítica del modelo de desarrollo.

·      Como menciona Laudato si’, “para que surjan nuevos modelos de progreso, necesitamos «cambiar el modelo de desarrollo global», lo cual implica reflexionar responsablemente «sobre el sentido de la economía [y la política] y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones»[7]. Al respecto, Francisco afirma que “La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana”[8]. Las universidades sentimos directamente este llamado porque en nuestras aulas se forman los profesionales que van a dirigir la economía, la política, y el desarrollo social.

·      En muchos aspectos, la economía y la política, y la noción de desarrollo en general, han perdido el horizonte y tienen que ser replanteadas desde un punto de vista ético para poder ponerse al servicio del hombre y cuidar del bien común ambiental. Es por ello que las universidades deben desarrollar un espíritu crítico frente a la economía de la exclusión y la inequidad, que promueve la cultura del descarte. Debemos evitar que el modelo de desarrollo caiga dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte y del más poderoso.

·      Por estos motivos, debemos estar alertas frente a un tipo de economía que se ha olvidado de su auténtica finalidad que es brindar bienes y servicios para el bien común. Esta economía llama al consumo excesivo de “cosas” y se ha rendido al “paradigma eficientista de la tecnocracia”[9]. Esta economía es especulativa y financiera, y provoca la sobreproducción de algunas mercancías con un impacto ambiental innecesario. Este tipo de economía, cuando habla de biodiversidad, piensa en ella únicamente como un depósito de recursos que pueden ser explotados. Además, genera un relativismo práctico que termina convirtiendo también al ser humano en un objeto.

·      Laudato si’ nos ayuda a darnos cuenta que “La política y la economía tienden a culparse mutuamente por lo que se refiere a la pobreza y a la degradación del ambiente. Pero lo que se espera es que reconozcan sus propios errores y encuentren formas de interacción orientadas al bien común”[10]. Sin embargo, a pesar de que la política es una de las formas altas de la caridad, “muchas veces la misma política es responsable de su propio descrédito, por la corrupción y por la falta de buenas políticas públicas”[11].

·      Ante esta situación, es urgente devolver a la economía la capacidad de contemplar y respetar la naturaleza, de contemplar al otro como un ser humano, y de ver a la naturaleza como una casa común. Esto ocurrirá, siendo universidades, si reflexionamos sobre la justa autonomía de las realidades temporales como la ciencia, la economía o la política. Autonomía de lo temporal no quiere decir que la realidad creada es independiente de Dios y que los hombres pueden usarla sin referencia al Creador. Por el contrario “autonomía de la realidad quiere decir que las cosas creadas y la sociedad misma gozan de propias leyes y valores, que el hombre ha de descubrir, emplear y ordenar poco a poco. […] Por ello, la investigación metódica en todos los campos del saber, si está realizada de una forma auténticamente científica y conforme a las normas morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en un mismo Dios”[12].

 

5.             Sobre la importancia de la promoción de la familia como eje del desarrollo social y el cuidado ambiental

·      Es necesario evidenciar la fuerte relación entre persona y familia, familia y sociedad, sociedad y desarrollo. En este objetivo las universidades católicas tienen una grave responsabilidad ya que la familia es una piedra angular para la economía y el desarrollo de las naciones. La institución familiar es y seguirá siendo el centro y corazón de las sociedades y, desde el enfoque económico, el aporte de la familia es decisivo para lograr un auténtico desarrollo sostenible dado que incrementa significativamente la capacidad de ahorro e inversión de la persona, diversifica y modera el consumo, reduce considerablemente los niveles de pobreza y es un factor determinante en la adquisición de recursos humanos y desarrollo.

·      Dicho esto, es necesario aclarar que la importancia de la familia no radica en su utilidad, porque sus miembros no son objetos sino personas la familia por tanto es un bien en sí misma, el hombre fue creado teniendo un inicio el origen de la vida principio originario de todo desarrollo y novedad que tiene su base en una relación que le ha dado la vida, relación que solo es posible entre la unión de lo masculino y lo femenino, y banalizar tal relación es no comprender su sexualidad, es cortarle al amor sus alas, es privarle al desarrollo de una fuerza primordial.

·      Este enfoque está en consonancia con Laudato si' cuando reafirma a la familia como “célula básica de la sociedad”[13], y nos recuerda, con particular urgencia, "la importancia central de la familia, porque «es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida"[14].

·      En esta misma reflexión, Francisco, resalta la relación entre familia, desarrollo y cuidado del medio ambiente. "En la familia —dice el Papa— se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La familia es el lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos, íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal. En la familia se aprende [...] a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea"[15] (213).

·      Tomando en cuenta esta importancia, las universidades no deben olvidar que el desarrollo auténtico se dará solamente al promover y proteger la familia, la cual debe fundarse en el matrimonio, el cual, por su naturaleza es un compromiso estable, permanente, e indisoluble entre un hombre y una mujer. Debido a esta estrecha relación entre familia y desarrollo, fortalecer la familia es abrirse a la posibilidad de un auténtico desarrollo y comprender que solo la fidelidad a la naturaleza propia de la institución familia, permite dar esperanza a nuestro futuro, la fecundidad del Evangelio se edifica sobre la fecundidad de la familia pues ambas consisten en el anuncio de un nacimiento que en el fondo es la vida y el amor.

 

6.             Sobre la necesidad de despertar una conciencia ecológica sobre la protección de la Amazonía

·      Las universidades católicas de Perú manifestamos que la Amazonía es un don de Dios para la humanidad por la biodiversidad que contiene y el papel fundamental que juega en el equilibrio medioambiental presente y futuro. Los pueblos amazónicos, así como la riqueza de la diversidad de recursos en esta región son un potencial maravilloso para la investigación, la educación y formación, y la proyección social universitaria.

·      Sabemos —como lo dijo el Papa— que “La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida”[16]. Por eso, los pueblos amazónicos con sus tradiciones y culturas ancestrales son una oportunidad para la proyección social, para integrarlos en proyectos de desarrollo que mejoren sus condiciones de vida, y respeten sus culturas tradicionales tan contrarias al consumismo y el afán de lucro de la economía moderna.

·      Creemos, como dijo el Papa Francisco en Puerto Maldonado, que los pueblos amazónicos no pueden ser considerados una minoría, “sino auténticos interlocutores”[17]. Este reconocimiento “nos recuerda que no somos los poseedores absolutos de la creación”, sino que “urge asumir el aporte esencial [que estos pueblos] le brindan a la sociedad toda”. Pero, el Santo Padre también nos pide tener en cuenta “no hacer de sus culturas una idealización de un estado natural ni tampoco una especie de museo de un estilo de vida de antaño”.

·      Denunciamos que “la riqueza de la selva y de los ríos de la Amazonía está amenazada hoy por los grandes intereses económicos que se asientan en diversos puntos del territorio. Tales intereses provocan, entre otras cosas, la intensificación de la tala indiscriminada en la selva, la contaminación de ríos, lagos y afluentes (por el uso indiscriminado de agro-tóxicos, derrames petroleros, minería legal e ilegal, y los derivados de la producción de drogas). A ello se suma el narcotráfico, que junto con lo anterior pone en riesgo la supervivencia de los pueblos que dependen de recursos animales y vegetales en estos territorios”[18].

·      Ante este desafío la Iglesia y la universidad deben promover “un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la lógica utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos los poderes económicos y tecnológicos”[19].

·      Para la Amazonía también pedimos la defensa de la institución familiar natural. El Papa ha dicho que “La familia es y ha sido siempre la institución social que más ha contribuido a mantener vivas nuestras culturas. Se nos pide un especial cuidado para no dejarnos atrapar por colonialismos ideológicos disfrazados de progreso que poco a poco ingresan dilapidando identidades culturales y estableciendo un pensamiento uniforme, único… y débil”[20].

·      Las universidades acogen el llamado del Papa para seguir impulsando espacios de educación intercultural y bilingüe “para la promoción de los pueblos originarios: escuelas, residencias de estudiantes, centros de investigación y promoción como el Centro Cultural José Pío Aza, el CAAAP y el CETA, novedosos e importantes espacios universitarios interculturales como el NOPOKI, dirigidos expresamente a la formación de los jóvenes de las diversas etnias de nuestra Amazonia”[21].

 

7.             Sobre la proyección social con comunidades indígenas y poblaciones vulnerables

·      el deterioro del ambiente afecta de modo especial a los más débiles e indefensos los que menos recursos tienen para defenderse. Un ejemplo de esto es el acceso al agua como consecuencia del cambio climático y la seguridad alimentaria. Según cifras recientes de las Naciones Unidas y el Banco Mundial ya hay más refugiados a causa del cambio climático (refugiados climáticos), que por las múltiples guerras en la actualidad. Esto nos compromete moralmente a optar por la justicia hacia ellos.

·      La ecología integral está vinculada a la opción por los pobres, pues el desastre ecológico los afecta con mayor intensidad. La necesidad del acceso de los pobres al disfrute de los bienes y recursos necesarios, tan igual como el resto del mundo, hace que el planteo ecológico se convierte en un planteo social. Por eso entendemos la responsabilidad social como una de las funciones sustantivas de la universidad, junto con la enseñanza y la investigación, que debe orientarse a la resolución de los problemas ambientales, pero con un enfoque social y desde la perspectiva del pobre. Por ello la universidad debe abandonar el asistencialismo y orientarse a un modelo más sostenible y perdurable en el tiempo.

 

8.             Sobre la contribución de la universidad en la reflexión sobre una antropología adecuada para comprender la relación entre naturaleza y ser humano

·      Sabemos que “no hay ecología sin una adecuada antropología”[22]. Una ecología integral exige una antropología adecuada porque creación es mucho más que hablar de naturaleza, porque creación tiene que ver con un proyecto de amor de Dios, donde cada criatura tiene su valor y su significado. El mundo que habitamos es “mundo para el hombre”, no se entiende sin él y gracias a él encuentra su sentido. No obstante, el hombre no siempre ha comprendido adecuadamente esta fundamental relación.

·      Dios nos confía la Creación, pero para administrarla, no para explotarla. El libro del Génesis comunica que el ser humano tiene la vocación de cultivar y custodiar la Creación. En este sentido, la Biblia no da lugar a un “antropocentrismo despótico” que subyuga, explota y que lleva al borde del colapso. Por eso el Papa Francisco propone una relación antropo-relacional, es decir el ser humano en relación con los otros seres vivos en forma responsable, eso significa aprender a vivir en una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza.

·      El libro del Génesis nos propone dentro de los fundamentos antropológico cristianos, no solo la inalienable dignidad de la persona humana que nace del hecho de ser imagen y semejanza del Creador, sino también la naturaleza relacional del ser humano y su capacidad para descubrir las leyes de la naturaleza del universo creado y respetarlas de acuerdo al proyecto divino.

·      Por todo esto, debemos pasar de un antropocentrismo desviado a una adecuada antropología, ya que la forma correcta de interpretar el concepto del ser humano como «señor» del universo consiste en entenderlo como administrador responsable”[23]. Sin embargo, “Un antropocentrismo desviado no necesariamente debe dar paso a un «biocentrismo», porque eso implicaría incorporar un nuevo desajuste que no sólo no resolverá los problemas, sino que añadirá otros. No puede exigirse al ser humano un compromiso con respecto al mundo si no se reconocen y valoran al mismo tiempo sus capacidades peculiares de conocimiento, voluntad, libertad y responsabilidad”[24].

·      Por estos motivos, Francisco insiste en que “Esto no significa igualar a todos los seres vivos y quitarle al ser humano ese valor peculiar que implica al mismo tiempo una tremenda responsabilidad. Tampoco supone una divinización de la tierra […] Estas concepciones terminarían creando nuevos desequilibrios […] A veces se advierte una obsesión por negar toda preeminencia a la persona humana, y se lleva adelante una lucha por otras especies que no desarrollamos para defender la igual dignidad entre los seres humanos. Es verdad que debe preocuparnos que otros seres vivos no sean tratados irresponsablemente. Pero especialmente deberían exasperarnos las enormes inequidades que existen entre nosotros[25]

·      Estas razones también nos llevan a afirmar junto a Francisco que no es el aumento de la población mundial la causa de los problemas ambientales o de las inequidades sociales. Todo lo contrario, “el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y solidario”[26]. En este sentido no constituyen medidas moralmente legítimas aquellas que proponen la reducción de la natalidad, incluso bajo “presiones internacionales […] sobre ciertas políticas de salud reproductiva”[27]. En este mismo sentido, “no es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto”[28].

 

9.             Palabras finales sobre la naturaleza moral de los desafíos socio ambientales

·      El Papa Francisco nos llama a la reflexión de que cuando hablamos del mundo que queremos dejar a las futuras generaciones, no solo se refiere al medio ambiente, a la naturaleza. Se refiere, sobre todo, a los valores morales que deben informar nuestra relación con el mundo creado. Solo así, nos dice, se tendrán resultados favorables en la ecología. El Papa nos lleva a preguntas más graves y directas aún. Nos pregunta por el propio sentido de nuestras vidas, de nuestro trabajo, llamándonos a ser conscientes de nuestra propia dignidad humana, por lo que somos nosotros (o debemos ser) los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que viene después. El Papa nos compromete, en nuestro aquí y en nuestro ahora. Y necesitamos responder.

·      En este sentido, el Santo Padre hace referencia a San Juan Pablo II, y citando la encíclica Sollicitudo rei socialis, nos habla del auténtico desarrollo. El auténtico desarrollo —nos dice—, “posee un carácter moral y supone el pleno respeto a la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural y tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado”[29].



[1] Juan Pablo II, Const. ap. Ex corde ecclesiae, n. 31

[2] Juan Pablo II, Const. ap. Ex corde ecclesiae, n. 32

 

[3] La norma ISO 14001 es la norma internacional de sistemas de gestión ambiental (SGA)

[4] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 109.

[5] Ver Derrick, C., La creación delicada: una contribución cultural contra la destrucción del ambiente, Ed. Encuentro, Madrid, 1987, pp. 30-31.

[6] Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate, n. 70-71.

[7] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 194.

[8] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 189.

[9] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 189.

[10] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 198.

[11] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 197.

[12] Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, n. 36.

[13] Ver Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 157.

[14] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 213.

[15] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 213.

[16]Francisco. 2019. Viaje apostólico a Perú: Encuentro con los pueblos de la Amazonia en el Coliseo Regional Madre de Dios (Puerto Maldonado, 19 de enero de 2018).

[17] Francisco. 2019. Viaje apostólico a Perú: Encuentro con los pueblos de la Amazonia en el Coliseo Regional Madre de Dios (Puerto Maldonado, 19 de enero de 2018).

[18] Amazonía: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Documento preparatorio del Sínodo de los Obispos para la Asamblea Especial sobre la Región Panamazónica.

[19] CELAM, Documento de Aparecida, n. 474c

[20] Francisco. 2019. Viaje apostólico a Perú: Encuentro con los pueblos de la Amazonia en el Coliseo Regional Madre de Dios (Puerto Maldonado, 19 de enero de 2018).

[21] Francisco. 2019. Viaje apostólico a Perú: Encuentro con los pueblos de la Amazonia en el Coliseo Regional Madre de Dios (Puerto Maldonado, 19 de enero de 2018).

 

[22] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 118

[23] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n.116.

[24] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 118.

[25] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 90.

[26] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 50.

[27] Francisco, Carta enc. Laudato si´, n.50.

[28] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 120.

[29] Francisco, Carta enc. Laudato si’, n. 5.

 

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